Al corazón no se le puede poner freno y siempre toma sus propias decisiones. Me gustaba el rumbo que mi vida estaba tomando hasta que conocí al hombre que puso de cabeza mi vida, me dijo que quería estar conmigo.
Solo que no tuviera yo la mala idea de enamorarme de él, porque nunca me amaría. Él tenía una propuesta para mi corazón, pero la vida nos tenÍa otra propuesta y fue la que decidí llevar a cabo aun en contra de sus racionales deseos de no amar.
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