Lo he perdido todo sin llegar a decirle cuánto lo amaba, un amor gestado en el cariño, la confianza y el deseo contenido. Tantas noches compartidas sin atreverme a besarlo, ambos nos quedábamos en silencio incapaces de dar el primer paso por miedo, el miedo nos impidió disfrutar del tiempo que nos quedaba juntos.
Éramos soldados, no estaba permitido confraternizar y nosotros acatamos las órdenes, poco importaba que nuestros corazones clamasen por el otro y al final lo perdí. Un adiós para siempre con tanto por decir, un dolor que ahora me ata a una botella. Ahora soy una sombra de quien fui, solo estoy segura de algo, jamás volveré a amar.
¿Por qué digo esto? Porque fruto de la ebriedad acabé asaltando los labios de aquel atractivo camarero, para después abofetearlo con fuerza. Podéis odiarme a gusto, pero por un segundo creí que era el amor de mi vida y desperté en los brazos de un atractivo bufón incapaz de mantenerse serio. Al final me disculpé a mi manera… Pero él no quería disculpas, quería mucho más y yo no podía dárselo.
¿Cuántas veces puede una pasar vergüenza ante alguien? ¿Puede un corazón muerto sentir amor?
A él le encantan los juegos y a mí el control. Él me pica y yo trato de no entrar, pero no pienso perder esta guerra.
Ven conmigo por el pasado y el presente, entre las carcajadas y las lágrimas podrás entender como dos amores se baten en duelo.
Cupido se ha cebado conmigo.
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