¿Qué harías si entraras a la consulta de tu ginecólogo con toda la pelambrera esperando ver al viejo de siempre y descubrieras a todo un bombón?
Sí, nunca he tenido mucha suerte y la enfermera, con cara de ogro, no cesó en su empeño por hacerme salir del baño...
Caminar hacia él con una sábana, tratando de ocultar mis vergüenzas fue, cuanto menos, aterrador. Sin embargo… cuando con una sonrisa de medio lado me dijo “abre las piernas” …
Yo solo podía pensar, “venga va, no te mojes, no lo mires y cuando te penetre con el dichoso aparatito mantén tu cara de póker” ¿He dicho ya que nunca se me han dado bien las apuestas?
Mis pelillos lo saludaban, yo me moría y él se lo pasaba en grande.
Al terminar sus palabras comenzaron lo que se convertiría en un GRAN desastre.
-¿Tienes prisa o sólo quieres huir de mí?
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