Magnolia Betul tenía un don, como todas las mujeres de su familia, podían adivinar el futuro a través del café. Y su don le advertiría de la llegada de un antiguo amor y que la vida de él corría peligro. El problema era que ella era la única persona que podía salvarlo.
Y hubiera sido más sencillo protegerlo si él no se comportara como un arrogante que pensaba que el café solo servía para beberlo. Dante Greco había regresado a su pueblo para asistir al funeral de su padre y para tratar de arreglar las diferencias que tenía con su familia.
Pero no contaba que su desquiciada amiga de la infancia se convirtiera en su sombra y quisiera obligarlo a creer en la magia. Tal vez se necesitaba de magia para reavivar un viejo amor.
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