Mirela Imamović conoció el significado de la intolerancia cuando apenas era una niña y la guerra estalló en Bosnia y Herzegovina, lo que era la antigua Yugoslavia.
Veintitrés años después ella es una de las mejores controladoras aéreas del mundo. Esa pasión por el cielo le nació quizás por todas las mudanzas que enfrentó junto a sus padres. Mirela amaba observar a los aviones surcar los aires. Una especie de hoguera incendiaba su corazón.
Su vida tomó un nuevo rumbo hacía unos meses cuando fue juez de los preliminares en el festival de acrobacias que se celebraba en la ciudad de Gothenburg en Suecia. Allí se reencontró con él… el duque de Gotland. Lo dirigió durante unas inundaciones en Croacia, si bien, nunca se vieron. Durante el festival el piloto y ella se quedaron solos y hablaron de su amor por los aviones y el cielo hasta que fueron interrumpidos por un militar. El imam de Brčko, el padre de Mirela, los casó una semana después. Su amor era como un cuento de princesas.
Pero, solo dos días después, el deber de él exigió su regreso y este le solicitó a Mirela que lo esperara. Sin embargo, a casi tres meses de su partida no tuvo noticias de él.
Decidió ir a su encuentro a la majestuosa isla de Gotland. El día de su llegada se topó con una fiesta en honor del próximo enlace matrimonial en la familia real sueca. Cuando el Mariscal de la corte no la reconoció, ella decidió seguir el consejo de su padre y presentarse como Mirela, duquesa de Gotland, esposa de Erik.
Un hombre severo respetuoso de leyes pasadas, cuando el honor y la virtud regían al mundo. Una mujer de fe que al regresar a casa podría romper con la débil estabilidad que mantiene la comunidad en armonía. ¿Qué sucede cuando haces una promesa que va en contra de aquello en lo que crees? Cuando todo a tu alrededor lucha por quebrar lo que ha unido el destino… mas no el amor.
El odio, la intransigencia, las especulaciones, los prejuicios y la frustración coexistirán con el perdón, la convivencia diaria y la tolerancia que serán las piezas fundamentales para que el amor intente encontrar el camino.
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